domingo, 7 de julio de 2013

ANTONIO RIGO - POEMAS DEL AEROPUERTO (2)

AQUÍ llega abril
sin dormir,
la luz fría
del amanecer
como una rosa
en un vaso de vodka.

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MÁS de 15 millones de días
sin haberme movido de Antonio.
Brazos extendidos, gesto abrupto o
ridículo, silencio en blanco o azul.
La ausencia. El mecánico.
El mozo de almacén. El hombre árbol.
Ahora viene la noche del abrazo o de la luz
pero estoy sentado en un volcán.
Y lloro, río, me ahogo
soy.

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DUBLÍN

Una anciana irlandesa
algo bebida y animada
me pregunta por el precio
de una botella de Tullamore Dew
y después, señalándome,
si estoy incluido en el mismo.
Debería decirle que sí.
Dublín.

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AVIÓN JAPONÉS

Todo lo que necesito es una cerilla.
Una cerilla y un vaso de gasolina.
Bonzo en la habitación vacía.
Pero he dejado de beber.
Pero he dejado de fumar.

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ESPACIO AÉREO

Soy el espacio que hay
entre mi cabeza
que habita más allá de las nubes
y las uñas de mis pies
que crecen hacia la tierra,
cuando consigo escribir
un poema
brotan los mirlos
entre mis manos.

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UN BOEING

Un Boeing y otro y otro
pero al sol solo lo oscurece
una diminuta mariposa.

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SÁBADO

Paseo, mercado, tren.
En un cañizo de esos
para hacer sombra
vemos un letrero
que pone: cañizo
para hacer sombra.

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DIGO 
Luna de primavera
pero los grillos del almacén
me contestan
Luna de verano
idiota
Luna de verano.

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ROBERT GRAVES

Llueve. Llueve. Llueve.
Cartones de tabaco
pasan flotando
entre los palés.
Yo trabajo sábado y lluvia
con los pies completamente mojados y
las manos demasiado lejos
del amor.
Demasiado lejos del amor
y la poesía
y la piedra negra de Canelluñ.

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PREPARACIÓN, preparación.
El hombre quieto observando pájaros.
El hombre sombra en movimiento.
El hombre sentado sobre silencios.
Mañana, tarde y noche
pájaros, sombra y silencios
preparación, preparación
la jornada del hombre antiguo
la jornada del hombre lento.

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HAY quien dice que no es posible
el amor en los aeropuertos.
Te amo.

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AL atardecer Andrei me habla de Moldavia:
los árboles y alimentos
los ríos y las casas
las músicas y montañas.
Una vez, dice, me encontré un oso frente a frente
y nos miramos a los ojos: tengo parte de su fuerza
y él, algo de mi lágrima.
Ahora entona una dulce canción
ahora construye un bosque
ahora dibuja una lengua bella y extraña.
Un día le enganché un pie con la máquina.
El hombre oso. Mi ruso.
Andrei bebe vodka para dormir.
Andrei dice que en lugar de almacenero
parezco un poeta ruso, Puskin tal vez
algo de Brodsky.
Andrei dice -al acabar el contrato temporal,
unas horas antes de volver a Moldavia-
no te digo adiós amigo, prefiero decirte
nos vemos en el autobús de las 6:30
mañana por la mañana.

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Antonio Rigo. Poemas del aeropuerto. Extraído de "Masticando adelfa. OBRA REUNIDA 1991-2011". Ediciones La Baragaña. 2012.