Esfuérzate por presentarte ante Dios como un hombre probo, un obrero sin tacha, que dispensa con destreza la palabra de la verdad. TIMOTEO II, 2, 15 No busquéis el conocimiento por el conocimiento en sí. Todo aquello que, en poesía, no proceda directamente de la emoción, carece de valor. (Por supuesto, se ha de entender emoción en un sentido amplio: ciertas emociones no son ni agradables, como, en general, es el sentimiento de extrañeza). La emoción suprime la cadena causal, es la única capaz de haceros percibir las cosas en sí mismas. Transmitir dicha percepción es el objeto de la poesía. Esta identidad de propósitos entre la filosofía y la poesía es la fuente de la secreta complicidad que las une. Esta, en esencia, no se manifiesta escribiendo poemas filosóficos; la poesía debe descubrir la realidad por sus propias vías, puramente intuitivas, sin pasar por el filtro de una reconstrucción intelectual del mundo. Menos aún expresando la filos...
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