EL ASTRONAUTA PREPARA EL DESCENSO La enorme luna blanca está tan cerca y aún no puedo creer que soy yo el elegido para dejar mi huella en sus desiertos. Todo es ya la blancura. Miro entre olas de sombra a la ballena blanca del cielo. Hijo de turbias razas que temieron la noche, las ideas oscuras, los dioses, las pieles oscuras, ahora soy el ápice del arpón antiquísimo que codicia la carne de este planeta blanco. Alguien sabe en lo alto que estoy girando en tomo de la luna. No puedo recordar en este instante si Él habló de la luna en sus parábolas. No sé si aprobará que un hombre hecho de polvo, de polvo y de pecado, pise los peldaños del cielo. Para saber quién soy, sé que debo contar con la última estrella, sentir que en mí se cruzan infinitas distancias, que soy el ojo que titila de profundidades incandescentes, la mano que moldea como cera las masas de hierro, la que traza las ínfimas parábolas y levanta en neblina l...
jardín digital de obra poética