En el fastuoso camarote de su yate de vapor
Mr. Nixon me aconsejó amablemente avanzar con menos
peligros de retraso. "Plantéese
en serio el hacer críticas.
Yo era tan pobre como usted;
cuando empecé me dieron, desde luego,
adelantos de derechos, cincuenta la primera vez", dijo Mr. Nixon;
"Hágame caso y consiga una columna,
aunque tenga que trabajar sin cobrar.
Críticas cobistas. De cincuenta a trescientos
subí en un año y medio;
el hueso más duro que tuve que roer
fue el Dr. Dundas.
Nunca mencioné a nadie sino con la intención
de vender mis propias obras.
Le doy un buen consejo, pues la literatura
no le da a nadie una sinecura.
Y nadie reconoce, a simple vista, una obra maestra.
Y deje el verso, muchacho,
que de él no se saca nada."
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Lo mismo me advirtió una vez un amigo de Blougram:
no des coces contra el aguijón,
admite opiniones. Los de "los noventa" intentaron ese mismo juego
y perdieron, no lleva a ninguna parte.
Ezra Pound. "Personae. Los poemas breves". Traducción de Jesús Munárriz y Jenaro Talens. Ed. Hiperíón.