REQUIEM
Yo soy un hombre muerto al que llaman Pertur.
En la cena de los hombres quién sabe si mi nombre
algo aún será: ceniza en la mesa
o alimento para el vino.
Los bárbaros no miran a los ojos cuando hablan.
Como una mujer al fondo del recuerdo
yo soy un hombre muerto al que llaman Pertur.
LA NOCHE DEL SOLDADO EN LA CASA ABANDONADA
El enemigo no está aquí: las sombras.
No sé si ha huido al mar o aúlla en la montaña.
perdido entre lobos o pegando, por sentir algo
el desnudo cuerpo a un roble.
Su idea
cae de mi cabeza con el hacha que poda
una tras otra las ramas
del árbol en que la locura cantara, el búho:
es el otoño en mi cabeza.
Las palabras libertad, patria suenan ahora como el grillo
o como la puerta que el viento no conmueve: mañana
con mis cabellos encenderé la hoguera.
Dos pájaros
pelean en lo alto con sus picos.
Temo morir.
Temo morir más que en la batalla
temo perder el ser, vencida la batalla
por medio de este ruido sigiloso.
Temo que caiga el nombre
como del muro
el revoco, el papel, el dibujo. ¿Qué es la noche?
¿Qué es el búho? ¡Si un perro ladrara!
Si un perro ladrara devolviéndome algo
del candor del estruendo, de
la vid de la batalla.
El ejército ruso no pudo con mi espada:
el silencio, sí.
De "El último hombre" (1983).
LAMED WUFNIK
Yo soy un lamed wufnik
si mí el universo es nada
las cabezas de los hombres
son como sucios pozos negros
yo soy un lamed wufnik
sin mí el universo es nada
dios llora en mis hombros
el dolor del universo, las flechas
que le clavan los hombres
yo soy un lamed wufnik
sin mí el universo es nada
le conté un día a un árabe
oscuro, mientras dormía
esta historia de mi vida
y dijo ·Tú eres un lamed wufnik"
sin ti Dios es pura nada.
De "Poemas del manicomio de Mondragón" (1987).
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